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«No se puede iluminar un parque como si fuera una pista de atletismo, porque pierde su encanto», Esperanza Marrodán │arquitecta

Hablamos con Esperanza Marrodán sobre arquitectura, urbanismo y las calles de Pamplona mencionadas en el ‘Mapa del Miedo’. La carrera profesional de nuestra entrevistada destaca por su trabajo en el estudio de arquitectura de Oscar Pérez Silanes o AH& Asociados mientras que mantiene su labor como docente doctora en Urbanismo en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, que desempeña en la actualidad centrada en el ámbito del Urbanismo.

XABIER PITA

Esperanza Marrodán, en su despacho de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Fundación Visiona.

¿Ha sentido miedo alguna vez por la calle?

Sí, pero soy consciente de que es un miedo que depende de mí. Vivía en la calle Mayor y como salía tarde del estudio, tenía que volver de noche sola. Iba oyendo resonar mis pasos y, claro, todo te da miedo, aún estando bien iluminada la calle. Saqué el teléfono y fingía que iba hablando, porque tu propia voz te tranquiliza. Si hubiera algún bar abierto, hubiese cambiado la situación, por el hecho de que hubiese más vida.

¿Cómo ves los puntos marcados como espacios del miedo?

Es constatar que el miedo va más allá de la configuración urbana. Son muy diversos; unos tienen que ver con la iluminación, otros con poca gente, la propia estructura de la calle (muchos o pocos coches aparcados). En realidad, son zonas que no están mal, salvo algunas calles de La Milagrosa que pueden estar más deterioradas. El resto responden a poca frecuencia de gente y, de noche, a escasa actividad e iluminación.

Si el estudio se hubiera realizado en otro momento, sin toque de queda, probablemente las dinámicas hubieran cambiado por el tema de bares, salidas…

¿Cómo ha influido el toque de queda?

Por los horarios, el hecho de que no haya nadie por la calle automáticamente va a hacer que te de miedo seguro. Antes volvías a casa, aunque fuera tarde, pero por una zona frecuentada o con actividad, bares terrazas y solo ese movimiento te quitaba el miedo.

«Si el estudio de los espacios del miedo se hubiera realizado sin toque de queda, los resultados hubieran sido diferentes».

Esperanza Marrodán, arquitecta urbanista.
Los factores urbanísticos

¿Por qué se concentra la inseguridad en un punto? Que un determinado número de mujeres coincidan en que sienten miedo en el mismo sitio

Porque hay una serie de factores urbanos que pueden potenciar ese miedo. Hay que dejar claro que Pamplona es una ciudad media con unos hábitos de vida parecidos; hay horas en las que no hay ninguna ventana o tienda abierta, ni gente por la calle. Eso crea un ambiente en el que siempre te vas a sentir extraño. Coincide sobre todo en los parques, porque además esa sensación se multiplica. La urbanista Jane Jacobs hablaba de que la seguridad de la calle estaba unida a lo que ella llamaba “los ojos de la calle”, que eran las ventanas que daban a la calzada, que la calle estaba controlada. Y eso da seguridad a quien pasa por ahí.

Luego, calles que sean muy anchas, con poco comercio en planta baja y que a esas horas están cerradas. También las zonas con mucho coche, por ejemplo La Milagrosa, con zonas desordenadas con muchos recovecos, ángulos cerrados, portales profundos…Los parques ni siquiera tienen edificios.

¿Hay más factores que inciden en los parques?

Se dan todas las circunstancias posibles: no hay gente, no hay ruido, hay mucho silencio, ausencia de personas… Que no haya edificios contribuye a generar esa idea de soledad absoluta, por otra parte esta la iluminación, que está pensada para potenciar ese ambiente de parque que es muy bonito, con esos atardeceres. Un parque no lo puedes iluminar como si fuera una pista de atletismo, porque el propio ambiente, esa nostalgia, ese romanticismo se pierde.

Parques incluidos entre los espacios del miedo, junto al puesto que ocupan frente al total de puntos señalados en el estudio. Elaboración propia.

¿Sería un error que el ayuntamiento llenase la ciudad de farolas?

Desde mi punto de vista sí, porque quitas la posibilidad de que haya personas que no tengan miedo y pierdan ese punto, ese halo que pueden encontrar en un parque. Otra cosa es que se decidiera crear una ruta más iluminada o alternativas. La ciudad tiene que tener opciones para todos los gustos, creo que todos tenemos derecho a ir a los sitios que nos gustan de la ciudad.

Si yo tengo que volverme a casa en vez de cruzar un parque, puedo darme un rodeo, que hablamos de Pamplona, una ciudad super segura, eso no podemos perderlo de vista. Si hablásemos de Ciudad de Guatemala, pues igual habría que vallar esos parques para que a nadie se le ocurriese entrar. Hablamos de una situación que no tiene nada que ver con la peligrosidad de otras ciudades.

Según el estudio de Fundación Visiona, el 32,5% de los factores que favorecen el incremento del miedo están vinculados al alumbrado de las calles. ¿Está Pamplona mal iluminada? 

El tema de la iluminación se mezcla también con la contaminación lumínica. Estamos en un momento en el que la sostenibilidad bien entendida se centra en el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental (cuidado del planeta, bajo consumo…) La tendencia mundial está unida a iluminar menos por cuestión de ahorro energético.

¿Qué propuestas se podrían poner en marcha?

Leí en la entrevista a Javier Goya, lo de la app Alertcops y está muy bien. La tecnología ha avanzado mucho como para inventarse cosas nuevas en vez de llenarlo todo de farolas. Hay pavimentos que recogen la luz del día e ilumina la calzada a través de nanotecnología, luces con detectores de fotomovimiento, botones de emergencia en determinadas calles para pulsar en caso de necesidad, como los teléfonos SOS de la carretera.

«La tecnología ha avanzado mucho como para inventarse cosas nuevas en vez de llenarlo todo de farolas».

Esperanza Marrodán, arquitecta urbanista.

Tras observar los diferentes planes de desarrollo urbano de Pamplona entre 1950 y el año 2000 sorprende que en los alrededor de 50 proyectos estudiados y/o puestos en marcha, solo tres mujeres habían participado en alguna de las planificaciones. ¿Se ha construido la ciudad teniendo en cuenta solo la visión de los hombres?


Yo diría que no. Aquí entran dos realidades: que la propia profesión de la arquitectura hay mujeres que son muy desconocidas, y luego la realidad universitaria: que había más hombres que mujeres practicando la profesión. Por el propio sistema, independientemente de que fueran hombre o mujer, el planteamiento urbano (el cómo se diseñan las ciudades) responde a una legislación, técnicas y una forma de hacer. El arquitecto que diseña un planeamiento no llega a diseñar las casas. Esta todo estipulado y todo viene marcado: dónde tiene que ir la fachada, plantas que se pueden hacer…

¿La ciudad sería diferente si se hubiera contado con mas mujeres?

No lo sé, seguro que igual no sería. Tenemos sensibilidades y maneras diferentes de ver las cosas, tampoco creo que sea radical. También entre un arquitecto y otro cambiaría. Cambian componentes como la distribución de la vivienda, sobre cómo usan la casa hombres o mujeres. Hay mas mujeres detrás de proyectos de lo que parece, pero lo que cuesta es que tengan reconocimiento.

Esperanza Marrodán, en su despacho de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Fundación Visiona.

«Hay mas mujeres detrás de proyectos de lo que parece, pero lo que cuesta es que tengan reconocimiento».

Esperanza Marrodán, arquitecta urbanista.
El factor del desconocido

¿Como incide que Pamplona sea una ciudad segura para mejorar esta situación? La urbanista Jane Jacobs decía que una solución fuese que la calle estuviese siempre llena de gente

No puedes tener a la gente en la calle todo el día, es imposible porque la ciudad tiene unos ritmos. Incluso en las grandes ciudades hay momentos en los uqe la ciudad duerme. Igual en Nueva York hay zonas que tienen vida. En Pamplona es imposible llenar la calle de gente, por el tipo de ciudad, potenciar el recorrido alternativo es una solución. Sobre todo en una ciudad pequeña en la que puedes moverte andando y no solo en coche. Lo que es una ventaja sobre el día, se convierte en un problema por la noche.

La importancia de la comunidad lo dice Richard Senett, Jacobs, Zigmunt Bauman… La comunidad da mucha seguridad. El hecho de sentirte protegida en determinadas zonas porque se ha establecido un mimbre, hay una cohesión social. Eso hace que uno se conozca

¿Desaparece el miedo?

Esa sensación de comunidad se da en zonas a las que perteneces, dependiendo de la zona en la que estás. Hay muchos barrios que tienen organizados grupos de vigilancia comunal, por ejemplo en Italia. Los propios vecinos se organizan y hacen turnos por la noche. Implica que no se renuncia a la libertad por mi seguridad.

En ‘Generaciones‘, una de las entrevistadas hablaba del “antes en Pamplona nos conocíamos todos y era diferente” ¿El sentimiento de no conocer al otro afecta a que ahora ese miedo sea mayor?

Sí. Es el miedo al desconocido, por la propia naturaleza de la que estamos hechos, lo desconocido nos genera miedo. Pamplona ha crecido, tiene inmigración, hay mas zonas de bares. Es una ciudad tranquila pero tiene dinámicas diferentes, se sale más de noche… ¿Eso que va a conseguir? que nos aislemos? tenemos libertad y seguridad que son dos extremos de un binomio. Cuanta mas libertad tenemos menos seguridad, cuanta mas seguridad, menos libertad. 

¿Debería haber un equilibrio entre ambas?

Claro, pero ¿dónde está ese equilibrio? Es lo sensato. Igual que no podemos iluminar la ciudad como si estuviéramos en un estadio, habría que equilibrarlo, y eso es una decisión personal. Hay mucha gente que prefiere encerrarse en urbanizaciones con cámaras por todos lados y un tipo en la garita que controla quien entra y quien sale, porque así viven mas tranquilos, renunciando completamente a la libertad. Eso tiene unas condiciones. La vida en comunidad implica unas normas, unos deberes. Es el juego entre esas dos cosas

¿A qué condiciones renuncias cuando decides vivir en una urbanización, por ejemplo?

Renuncias a la riqueza de mezclarte con otros, esa sensación de sentirte libre, sin nadie que te juzgue, sin dar respuesta a nadie de lo que haces o dejas de hacer, a todo lo demás que te ofrece la ciudad: unas condiciones de vida de intercambio cultural, social, de escenas diferentes, situaciones que te puedan generar alegría, curiosidad, ¿A quién no le gusta explorar una calle por la que nunca has pasado? 

¿Cómo recuperamos esa vida en comunidad?

Ese es el gran reto del diseño de la ciudad. Llevamos muchas décadas de urbanismo en el que se intenta trabajar en la ciudad para el ciudadano. Es ser conscientes de que el espacio que diseñamos condiciona la vida de las personas. Se habla mucho de regeneración urbana y de regenerar lo que ya tenemos, la dimensión social es importante y hay muchos colectivos trabajando en este sentido, para atender a todas las problemáticas, siendo la de la mujer muy importante. 

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